La transformación de materiales termoplásticos en láminas continuas de espesores mínimos, proporciona unos elementos laminares que por sus propiedades los convierten en insustituibles para proyectos de estanqueidad.

Las láminas nacen a partir de la polimerización del Cloruro de Vinilo, con lo que se consigue obtener el Policloruro de Vinilo (PVC), material termoplástico, estabilizadores, etc., permiten un proceso de calandraje y doblado a través del cual se consiguen unas membranas sintéticas con alta elasticidad y resistencia.

Características técnicas de las láminas flexibles de PVC

Las láminas poseen una serie de características distintas y particularidades en función a su naturaleza. Es decir, una lámina armada con fibra de vidrio para intemperie se comporta inalterable a las contracciones, mientras que una lámina sin armar sí se vería afectada.

Impermeabilidad

Las láminas flexibles de PVC se consideran impermeables al paso de los líquidos, concretamente al agua, midiéndose tal resistencia por el “coeficiente de permeabilidad” (K = metros/segundo). Para tener una idea del alto grado de impermeabilidad de las membranas su coeficiente K oscila entre los valores 10-13 y 10-14m/seg., que comparándolo con el de la arcilla, ésta necesitaría de 10 metros para sustituir a 1 milímetro de lámina de PVC.

Compatibilidades químicas

Son resistentes a muchos agentes químicos, aunque sin embargo, las membranas de PVC pueden reaccionar con posibles efluentes químicos del líquido a contener, o de los materiales del soporte (tierras, arcillas, hormigón, etc.). Por tanto es necesario realizar siempre un estudio previo de los soportes y de los contenidos para elegir la membrana que convenga, y así eludir su posible degradación por causa de un entorno agresivo.

Resistencia a las condiciones atmosféricas

Las láminas expuestas a la intemperie, pueden ver afectada su durabilidad por los agentes atmosféricos (luz solar, temperaturas extremas, lluvias, humedad constante, tormentas con gran cantidad de ozono, etc.)

Resistencia a los esfuerzos mecánicos y térmicos

Los esfuerzos que deben absorber las láminas son de tipo mecánico (estático y dinámico) y térmico. Desde el momento en que se colocan, se ven solicitadas dinámicamente, y en el transcurso de sus vidas se verán afectadas por los siguientes efectos:

Tracción, en donde el nivel requerido para alcanzar la rotura será de 15 MPa (1 MPa = 10Kg/cm2).

Temperatura, que afectará a la rigidez de las membranas, aumentándola cuando disminuya la temperatura y reduciéndola cuando sube ésta.

Fluencia, deformaciones que aparecen por esfuerzos constantes y cuyo valor dependerá de la intensidad de la solicitación y de la temperatura ambiente.

Desgarramiento, al que por la composición molecular de las láminas se ofrece una importante resistencia, que medida con arreglo al test DIN 53363 (Elmendorf) es superior a 70 N por mm de espesor (1 N = 9,81 Kg.).

Punzamiento, contra el que la resistencia ofrecida en soportes correctos es muy elevada, incluso con cargas hidrostáticas de hasta 50 mts.

Autoestinguibilidad

Las láminas de PVC poseen la propiedad de combustionar ante la presencia de fuego sin crear llama, por lo que al cesar la presencia de éste, también cesan en su combustión.